Reyes Marina Hernando
Psicóloga forense
A lo largo de mi vida he desempeñado diferentes trabajos pero hace unos años encontré la profesión de la que más disfruto, la Psicología forense.
En esta profesión he descubierto la posibilidad de aunar en una sola labor aquello por lo que siempre me he sentido motivada: el estudio y la comprensión del comportamiento humano, la ayuda a los demás y el contribuir para conseguir un mundo mejor y más justo.
Comencé estudiando el grado formativo superior de Integración social (2005) y elegí el Programa Elfos de la Agencia para la Reinserción y Reeducación del Menor para hacer la formación práctica. Era un programa destinado a jóvenes entre 16 y 21 años con medidas judiciales privativas de libertad y en medio abierto. Yo entonces tenía 24 años y aprendí muchas cosas a nivel profesional y personal. Empecé mi labor con aquellos adolescentes sin conocer inicialmente el delito por el que estaban allí y me llevé alguna que otra sorpresa. Aprendí que cualquiera puede cometer errores y tomar malas decisiones, incluso impresionantes, y que hay actos que tienen lugar en apenas segundos y, sin embargo, tienen consecuencias durante toda la vida.
A continuación, trabajé como Integradora social en recursos de atención a personas diagnosticadas de enfermedades mentales graves y crónicas, algunas de ellas desprovistas de un hogar. También lo hice en proyectos de atención a personas con Patología Dual, con problemas de adicciones, en Centros de día y en recursos residenciales. Me llamó mucho la atención cómo la mente de una persona podía llegar a dominar su vida y condicionar su forma de relacionarse con el mundo, creándole su propia y particular realidad. Entonces aprendí que hay comportamientos que solo se pueden entender comprendiendo esa realidad, una realidad a la que se debe uno acercar desde el respeto y la empatía, con todo el esfuerzo que eso pueda conllevar. A la vista de tanta complejidad, me propuse profundizar en el conocimiento del comportamiento humano, saber más y mejor de él. Empecé a estudiar Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid (2007), al tiempo que seguía trabajando.
Una vez que me licencié en Psicología, después de muchos años acompañando en la enfermedad, busqué una fórmula que me permitiese aplicar mis conocimientos y mi experiencia fuera de un escenario asistencial. Contribuir a la mejora y calidad de vida de las personas en áreas como la Justicia, donde aún no se contempla al ser humano en toda su dimensión. Encontré entonces que existía otro abordaje,
la Psicología relacionada con el Derecho.
En la Universidad Complutense de Madrid, en el tiempo que me dejaba el trabajo, hice el Máster en Psicología clínica, legal y forense (2013).
Como formación práctica, colaboré en órganos judiciales de la Administración de Justicia y en Centros Penitenciarios. Participé en proyectos destinados a jóvenes condenados por delitos violentos, elaboré informes de riesgo de peligrosidad, participé en evaluaciones a menores infractores y en el diseño de medidas judiciales y colaboré en exploraciones a involucrados en procedimientos de diversa índole.
Y es así como descubrí el apasionante mundo de la Psicología forense, la disciplina que analiza el comportamiento humano en relación con la ley para aportar información de valor en el ámbito de la Justicia.